El origen del caballo español se remonta en la historia evolutiva del caballo sin que se pueda fijar una fecha concreta de su aparición sobre nuestra tierra. Sí es cierto que en la época prerrománica ya existían referencias ecuestres en lo que hoy se conoce como España. Autores romanos como Plutarco, Plinio el Viejo y Séneca nos hablan del caballo de Hispania, como un ejemplar bello, dócil, arrogante y valiente, ideal para la guerra y para los juegos que se desarrollaban en los circos de la época. El Rey Felipe II ordena la cabaña caballar de su reino y pone las bases definitivas para que el Pura Raza Española alcance su apogeo en años venideros, y lo hace mediante la creación en 1567 de las Caballerizas Reales de Córdoba donde agrupa los mejores sementales y yeguas de las provincias que bordean el Guadalquivir, que por aquel entonces eran las más prolíficas en la cría de caballos. Nace así la Yeguada Real, que con el tiempo llegó a ser la Yeguada Nacional. Se envían multitud de caballos al continente americano, que influyen decisivamente en su exploración, y son origen y base de la mayoría de razas que posteriormente se criaron en dicho continente. En Europa, España vive la edad de oro y el regalo más destacado de nuestra monarquía española era el de sus magníficos caballos que pronto alcanzaron gran reputación y fueron decisivos en el nacimiento de razas centroeuropeas por sus virtudes: belleza, temperamento, inteligencia y habilidad para la doma, destacando entonces en los ejercicios de la incipiente alta escuela, origen de la actual doma clásica.
Escudo
Hace 14 años